domingo, 13 de septiembre de 2015

RESILIENCIA. JAPÓN, HIROSHIMA. 1945

Un ejemplo explícito de resiliencia es esta ciudad. Capaz de sobreponerse a periodos de dolor emocional y situaciones adversas desde la nada misma.

Las cifras varían pero una de las más utilizadas, es la que aportó la ciudad a Naciones unidas en 1972. El número de muertos a causa de la explosión atómica, habría sido de 140.000 entre las víctimas que murieron en el momento, las que lo hicieron en las horas y días siguientes a causa de las quemaduras, y las que sobrevivieron semanas y meses a causa de la radiación.





El área en torno a un radio de 500 metros del epicentro, quedó totalmente arrasada. Una tormenta de fuego ardió la ciudad y el 92% de las estructuras quedaron reducidas a escombros.




A partir de aquí, solo se podía crecer. Las autoridades apostaron por la renovación de la infraestructura principal y decidieron reconvertir lo que había sido la industria militar, en fabricas que produjeran bienes comerciales. 






Pero los ciudadanos comenzaron por su cuenta. El gobierno de Hiroshima junto con prefectura naval, contruyeron 392 viviendas en 1946, retrasados por la escasez de madera.


En 1947 hubo elecciones en Hiroshima, promovidas a nivel nacional por la ocupación estadounidense establecida luego de terminada la guerra, y ganó el alcalde Shinzo Hamai. El nuevo dirigente, se propuso a llevar a cabo una reconstrucción en donde la paz tuviera un significado en el futuro de la urbe, que además debía tener una proyección internacional.

En los años siguientes se vendió la lotería para obtener fondos e incluso se juntó dinero procedente de la emigración en el extranjero. De los japoneses que vivían fuera, muchos eran originarios de prefectura y contribuyeron con sumas reunidas desde lugares como Hawaii. Asimismo, el gobierno central estableció un fondo para dar prestamos a pequeñas y medianas empresas, con el fin de reactivar la economía.








Al mismo tiempo, el inicio de la guerra de Corea en 1950, rehabilitó la situación de la industria de Hiroshima. A la planta de fundición de acero se le encargaron 100.000 vehículos, mientras que la antigua fabrica de Mitsubishi, recibió pedidos de vagones de carga y camiones cisterna. Esto generó ingresos para los planes de reconstrucción de la ciudad.


La mano de obra, otra de las necesidades de la ciudad, la pusieron alrededor de 100.000 personas que se encontraban en desempleo, muchos de ellos soldados desmovilizados y sin perspectivas laborales, según los datos recogidos por el profesor Shinoda. Con la idea de asistir a los desempleados, por una parte, y con la ambición de reconstruir Hiroshima, por otra, este programa sirvió para limpiar de escombros algunas zonas o mantener las calles y lugares públicos en buen estado.



A mediados de los años 50 aún se podían ver ruinas y trabajos para rehabilitar carreteras. Mucha gente aún habitaba casas semidestruidas. En los años siguientes la situación mejoraría.


En los años 60 Hiroshima era ya una ciudad habitable, con los servicios básicos cubiertos, edificios levantados desde cero, una nueva estación de tren (se abrió en 1965), calles y puentes rehabilitados. No solo eso. La ciudad había abierto un parque para conmemorar la paz justo en el lugar donde antes estuviera la zona más populosa y comercial de la ciudad, que quedó barrida por la explosión.


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